Hubo un tiempo en el que nuestra jornada laboral comenzaba en el momento en que llegábamos a la oficina y terminaba cuando salíamos de ella. Probablemente el número de horas de dedicación era mayor que el contemplado en el convenio, pero, al menos, uno sabía que, cuando apagaba el ordenador del trabajo, tenía por delante unas cuantas horas libres de presiones laborales. Llegaron los smartphones, las tablets y los portátiles ultraligeros y todo cambió: la misma tecnología que debiera habernos hecho más libres y autónomos ha terminado convirtiéndose, para muchos, en una trampa que difumina por completo la frontera entre trabajo y tiempo de ocio.
CON EL TRABAJO A CUESTAS
Llevamos la oficina con nosotros, y el problema es que los superiores esperan una conectividad permanente con ella. Como muestra de esta tendencia, la empresa de búsqueda de profesionales Randstad realizó un estudio mundial cuyos resultados revelan que el 40% de los profesionales españoles asegura que su empresa espera de ellos disponibilidad absoluta las 24 horas del día; un 64% afirma que trabaja en su tiempo personal, fundamentalmente a través de los correos electrónicos y llamadas al teléfono móvil (un 68% reconoce recibir este tipo de ‘intromisiones’).
FRANCIA PONE LÍMITES
Esta situación ha llevado a que, en algunos países, se hayan comenzado a tomar medidas encaminadas a que los jefes tomen conciencia de que esta permanente comunicación con el empleado supone una transgresión de sus derechos. Suena fuerte, pero en Francia ya se ha iniciado el proceso: recientemente, dos grandes sindicatos, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT) y la Confederación Francesa de Cuadros Directivos (CFE-CGC), alcanzaron un acuerdo con las dos principales patronales del sector de asesoría técnica, ingeniería, servicios informáticos, recursos humanos y consultoría. Gracias a este acuerdo, los trabajadores podrán ‘desenchufarse’ una vez hayan cubierto el máximo de 13 horas diarias que marca la ley; de esta forma, dispondrán de un tiempo de descanso mínimo diario de 11 horas consecutivas. Asimismo, se contempla que los fines de semana puedan tener al menos 35 horas consecutivas de ocio. Adiós, pues, a los correos enviados a última hora de la noche, primera de la mañana o festivos.
LOS AUTÓNOMOS, LOS MÁS AFECTADOS POR EL ‘SIN HORARIO’
Pero no solamente son los jefes. En España, uno de los sectores más afectados por la ‘disponibilidad 24 horas’ es el de los autónomos. Como explica Mar Monsoriu, consultora tecnológica especializada en redes sociales, «la confusión que se produce en nuestro país entre teletrabajo y conexión permanente afecta sobre todo a los autónomos, debido a la crisis y a las dificultades de encontrar clientes. Estos últimos, a veces, abusan de los horarios de los profesionales que contratan». ¿Cómo no contestar de inmediato alwhatsapp de un potencial cliente? ¿Cómo no mandar ese presupuesto, aunque sea de madrugada, sin arriesgarte a que la competencia se te adelante?
LA RECOMENDACIÓN DE LA EXPERTA
Esta profesional aventura una serie de consejos para evitar este tipo de abusos: «Mi recomendación es, siempre que se pueda, acostumbrar a la gente con la que uno se relaciona laboralmente a que, en determinadas franjas horarias, no se responden correos, whatsapp ni llamadas telefónicas. ¡Y mucho menos se contestan las menciones que nos hacen en Twitter! A mí me ha pasado que alguien me haga una consulta profesional por Facebook a las 12 de la noche y yo le haya respondido: ‘Lo siento, pero estas no son horas para tratar temas de trabajo. Lo vemos mañana por la mañana. Buenas noches’»
Más allá de los autónomos, también se pueden dar consejos para los sufridos profesionales por cuenta ajena, la más importante de las cuales probablemente sea la de ‘educar’ al jefe: si respondemos de inmediato a cualquiera de sus mensajes a horas intempestivas, se acostumbrará y esperará que siempre actuemos así.
APRENDER A ‘DESENCHUFARNOS’
Pero también nosotros debemos educarnos y entrenarnos. La tendencia a responder a un correo o a un mensaje puede llegar a ser tremendamente adictiva y, de hecho, terminar escamoteándonos el tiempo necesario para afrontar el trabajo diario. Para desengancharnos y ser más productivos sin este tipo de intromisiones, Carlos Roberto, Lead Editor en Tecnología PYME propone «eliminar todas las notificaciones del teléfono y, si no es posible, ponerlas en silencio; no trabajar con el correo electrónico siempre abierto y designar unos tramos al día para gestionar correo, llamadas y mensajes instantáneos. Fuera de estas horas, dedícate a sacar adelante las tareas de cada día».